Hay algunas cosas de las que estoy segura. Y ahora estoy segura de que mi vida transcurrirá entre verbos dicendi, narradores extra-hetero diegéticos (aunque blogger le ponga resaltador a esta palabra), acotaciones entre diálogos e interpolaciones absurdas que cuentan aquello que a una persona de papel le sucedió. Lo mío son las palabras, esas palabras que todos usan que están gastadas y rotas, y es que lo más difícil de ser escritor (o intentar serlo, en mi caso particular) es que para crear tenemos que usar las palabras... no colores emocionantes ni notas musicales, palabras... hay que lograr hacer magia con esos vocablos que todos utilizan. Esa última parte se refiere a una frase de algún señor inteligente, el cual en este momento no recuerdo su nombre, pero ya uds. se encargarán de decirme quién lo dijo antes que yo.
Ser escritor es una vocación más o menos extraña, todos piensan que saben escribir y mejor aún piensan que pueden escribir una novela simplemente porque en primer grado les enseñaron como deletrear 'mamá', y lo más incoherente es que sabes que naciste para escribir cuando un personaje viene a tu mente y no sale hasta que terminas de escribir su historia. Es como cuando la virgen se le apareció al señor que creó la Orden de la Merced -creo que se llama Nicolás algo-, toda una experiencia religiosa. Así es, deben creerme. No es que yo esté segura de que mi nombre aparecerá en la portada de algún libro, sino que todos los que optamos por esta vida medio bohemia y medio capitalista, sabemos que nos tildarán de locos en algún momento y que nos gustará que nos llamen locos.
María y la importancia de cuidar el vínculo con tu comunidad digital
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Hace algunas semanas me llegó un email de una chica que, por el nombre, me
sonaba bastante pero no acababa de ubicar bien. Por curiosidad abrí el
mensaje...
Hace 4 años
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