MÚSICA PARA GENTE INTELIGENTE
El lunes anduve paseando con mi mejor amigo por los pasillos de uno de los centros comerciales olvidados por los caraqueños modernos: el Centro Plaza. Siempre me ha parecido un lugar muy lindo, en frente lleva un McDonald's lleno de bombillos que se encienden cuando termina el crepúsculo caraqueño --que no es el mejor de Venezuela, pero a mí me parece una cosa digna de admiración--, los pisos son de granito cómo el que llevan las construcciones previas a la década de los 80's y su estacionamiento es particularmente estrecho. Sin embargo, dentro de él hay algunas librerías especializadas, como The American Bookstore, y una discotienda en la que venden música clásica, además de las porquerías de hoy en día, o cómo le dice mi amigo Alejandro "música para gente inteligente".
Alejandro y yo entramos a la discotienda, contra sus deseos, y comenzamos a ver cada uno de los CD's en los mostradores y recordar una canción, por lo menos, de cada álbum. Junto a la puerta estaban los álbumes de reggaeton y Hip-hop... debo admitir que sé muy poco de la música de esa gente, pero Ale sí los conocía. Fuimos avanzando un poco más y llegaban los discos de Pop en español, reconocí algunos; cuando estuvimos en el Pop en inglés ya sabía mucho más; pero en la sección de rock... los conocía a todos, y así hasta llegar a las baladas en español y hasta Buena Vista Social Club (gracias, Tadeo)
Cada vez reconocía a más bandas, grupos, canciones, caras, letras... y Alejandro se quedaba más corto. Pero no lo culpo, habían cosas verdaderamente bizarras en esa tienda. Mi punto es que tal vez he probado demasiados estilos de música, hasta llegar a reconocer a tanta gente en una discotienda, que no tiene nada de parecido con las otras del país, como Recordland --te odio, nunca vendiste los CDs que me gustaban y tampoco me diste trabajo.
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