YO SOY FULANA DE TAL
Hace varios años estuve hurgando en una de las bibliotecas de mis padres en busca de algo interesante para leer. Me topé con un libro cuyo título me pareció algo cómico Yo soy fulana de tal --y yo más que las portadas, los libros me llaman más si tienen un buen título-- y cuyo autor es Álvaro de Laiglesia. El título me llamó poderosamente la atención y en seguida lo llevé a mis ojos.

La madre la viste de monaguillo para ayudarle a pagar sus cuentas, ya que todos sus hermanos fueron a parar a vidas mejores (preso, militar y monja) y se marcharon de casa. Más tarde Mapi pierde la virginidad sobre un pajar en una noche de borrachera con un señorito madrileño, la madre la echa de casa. Ella viaja a Madrid para pedirle una explicación al madrileño y se aloja en la pensión donde una de sus amigas de la infancia se hospedaba, cuando toma el valor de pedirle una compensación al señorito él se hace el desentendido y luego le manda por correo una faja de dinero atada con una nota que cantaba "lo siento". Nuestra protagonista dice varias veces a lo largo del libro que si este señorito le hubiera enviado flores, su destino habría sido otro.
Después de este incidente trabaja cuidándole los críos a una familia adinerada. Allí conoce al tutor de los niños, que le recita poemas y le enseña a leer a Mapi, ella se enamora perdidamente de un intelectual. A pesar que no hay quién les impida fugarse, lo hacen, se van en camión de pescado a Málaga. Ella se enferma cuando llegan a la pensión, el chico luego de pagarle un doctor y la pensión por unos días más, se larga y la deja sola. Un desengaño total para ella, pero sabe muy bien que le arruinó el viaje al pobre joven, quién no se esperaba un bajón de libido como ese.
Por azares de la vida, Mapi termina en la casa de un pintor allí mismo en Málaga y él le paga porque Mapi le haga de modelo... de desnudos. Le presta abrigo en su casa y de vez en cuando el pintor se revuelca con la chica, hasta que un buen día el pintor se ahoga y muere de hipotermia como producto de una apuesta imbécil con un Holandés. Mapi termina una vez más en la calle, sin lugar a dónde ir. Decide volver a Madrid a la pensión que ocupó durante sus primeros momentos en Madrid. La mayoría de los huespedes anteriores se habían marchado, hasta su amiga que se casó. Mapi pasó muchos meses sin pagarle a la señora gorda que atiende la pensión, y durante varias noches temió que la mujerona no le sirviera sopa en la cena, hasta que una noche se hizo realidad. La chica salió corriendo del edificio, con lágrimas en los ojos, y entró al club nocturno más cercano y se vendió a algún viejo verde.
Yo soy fulana de tal es un libro sencillamente que te roba carcajadas a montones, porque la comedia es sólo tragedia más tiempo. Porque Mapi es sólo una víctima de la vida, de las situaciones por las que pasó.
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